Las empresas reconocen cada vez más la necesidad de apostar por la ética empresarial y medir su éxito por algo más que la rentabilidad.

La ética empresarial significa actuar bajo los principios, valores, normas y pautas organizacionales que conducen a un buen comportamiento personal y social.

Trabajando con ética se generan relaciones de confianza, transparencia y tranquilidad, tanto hacia el interior de la organización (sentido positivo de pertenencia), como hacia los grupos de interés (clientes, proveedores, la Administración, entidades financieras), formando una imagen de empresa comprometida y de respeto con la sociedad.

Todo esto queda detallado en el Código Ético, que es el instrumento en el que figuran los principios que definen la cultura y valores de la empresa.

El Código Ético es la piedra fundamental en la construcción de un Sistema de Compliance, tal y como dice la circular 1/2016 de la Fiscalía General del Estado en relación a las pautas de carácter general para valorar la eficacia de los modelos de organización y gestión:

compromiso etico

“Los modelos de organización y gestión (Compliance) no sólo tienen por objeto evitar la sanción penal de la empresa, sino promover una verdadera cultura ética empresarial. Por eso, la clave para valorar su verdadera eficacia no radica tanto en la existencia de un programa de prevención sino en la importancia que adquiere en la toma de decisiones de sus dirigentes y empleados y en qué medida es una verdadera expresión de su cultura de cumplimiento”

Queda pues muy claro que no basta cumplir el expediente de tener redactado un proyecto de Compliance, sino que se ha de advertir una cultura de cumplimiento demostrable mediante formación, difusión del código ético, canales éticos… En fin, un seguimiento conveniente y adecuado del Programa de Compliance.